A LAS BARRICADAS

EL CABRERO

Suenan tambores de guerra
los Señores de la Tierra
preparan la montería
Echan los perros delante
se visten de camuflaje
y afinan la puntería.

Les gusta cazar bien lejos
de su tierra y de su casa
pa que sus hijos no escuchen
el estruendo de las armas
ni sepan que el pan que comen
con sangre de hombres se amasa

La cacería comienza.
Cada uno a su postura
ojo avizor, pulso firme,
que no se mueva ni el aire:
las presas son todo un pueblo
con la razón de su parte

Y la razón es un arma
que hace valiente al cobarde,
del campesino un soldado,
de un adolescente un martir,
que hace de la muerte aliada
y de una mujer mil madres.