MADRID.- Vicent Martì vive del campo, en la Alboraia valenciana. Su trabajo es cultivar de forma ecológica, una labor que le valió el Premio Nacional de Agricultura en 2006. Sin embargo, ayer se hizo conocido en todo el país por cambiar la huerta por un hotel de lujo y la azada por un micrófono. Dejó atónitos a decenas de políticos y empresarios que asistían al Fórum Europa. Tribuna Mediterránea. Ni corto ni perezoso les exigió "salir a la calle y al campo y no tener los cojones y los ovarios en un despacho". La huerta valenciana se muere y sólo Mónica Oltra le ha permitido dar la voz de alarma, y hacerlo precisamente ante muchos de los culpables. "No les importa nada, que la gente muera o se quede por el camino. Sólo importan nuestras empresas", les espetó desde detrás de los croissants, el café y el zumo de naranja de un hotel de cinco estrellas. "Estoy alucinado con lo que veo aquí en la sala, gente bien situada cuando tanta gente está ahí fuera pasándolo fatal. No soporto ver a gente que vive tan bien cuando hay gente que no puede llegar a fin de mes. Me muero de asco". La bronca fue monumental.