" Pacta sunt servanda " Lo pactado obliga.

sábado, 7 de enero de 2012

La crisis económica vista desde sudamérica

Interesante artículo sobre como marcha la crisis Europea.....Diariobae....

El panorama de la economía mundial al terminar el 2011 es desolador y las perspectivas, preocupantes. La crisis que empezó con las hipotecas subprime en el verano del 2007 y tuvo su pico el 15 de septiembre de 2008 con la caída de Lehman Brothers no da tregua.
Da miedo la crisis europea en manos de los mandatarios europeos. La irresponsabilidad de dejar pasar el tiempo sin implementar un plan global que ataque el problema de fondo llevará a un incidente que lamentará el mundo entero, porque no quedará nadie al margen de sus consecuencias.
 
La cumbre europea de diciembre en la que sólo atinaron a anunciar una regla fiscal con multa a los incumplidores a estas alturas parece un chiste de mal gusto. Merkel y Sarkozy parecen haber olvidado de que fueron Alemania y Francia quienes pidieron más waivers por incumplir las reglas de Maastricht de déficit público (3%) y deuda (60 por ciento). Alemania, el país que ahora se erige como paladín del rigor fiscal, y Francia rebasaron estos límites en catorce ocasiones cada uno, mientras que España o Irlanda lo hicieron sólo cuatro y cinco veces, respectivamente, y nunca antes de la reciente crisis. En el 2005 estos criterios se flexibilizan por pedido de los dos grandes países que los venían incumpliendo desde el 2002.
Pero no sólo por esta historia parece un chiste de mal gusto sino porque no resuelve el problema europeo. Más aún, la austeridad coordinada en toda la eurozona agudizará la depresión económica y agravará todo. Se puede entender que si están siendo atacadas las deudas soberanas de las economías de la Europa periférica, esto significa que nadie quiere prestar a estos Estados y, por ende, el gasto se contraerá porque no hay quien financie. En este caso, el ajuste será una triste consecuencia de la falta de financiamiento. Pero no corresponde hacer de la necesidad, virtud, y proclamar la austeridad como la política que resolverá los problemas. La buena política en recesión no es maximizar el ajuste sino tratar de minimizarlo. Europa debería estar coordinando el financiamiento de los países superavitarios.
Digámoslo una vez más: el origen de la crisis no fue el derroche y gasto excesivo de los sectores públicos de la Europa periférica sino la explosión de una burbuja generada, luego de la implantación de la moneda común, por el monumental ingreso de capitales (deudas externas nacionales) que financió abultados déficits en las cuentas corrientes. El caso de España es paradigmático. Pongámosle números. La espectacular caída de la tasa de interés con la implantación del euro (entre 1990 y el 2005 los tipos reales cayeron un 10%, siendo negativos entre el 2002 y el 2006) y la afluencia de fondos financieros (la deuda bruta del sector privado llegó al 300% del PIB), dio lugar al crecimiento de la financiación de los préstamos para la construcción y promoción inmobiliaria (que pasaron del 8 a casi el 30% del PIB, entre mediados de los ’90 y el 2007, llegando a representar el 42% del total de los préstamos al sector productivo), y del crédito a las familias para la adquisición de viviendas, que sumados superaban el monto del PIB. Por otra parte, el comportamiento fiscal de España antes de la crisis fue ejemplar. Tuvo años de superávit público que utilizó para desendeudarse; en el 2007, último año antes de la crisis, el conjunto de las administraciones públicas mostraron un superávit presupuestario de casi 2% del PIB. Dos años de iniciada la crisis y luego de déficits fiscales del 11% del PIB (generados por la recesión), en el 2009, la deuda pública de España (62%) aun era menor que la del Reino Unido (66%), Francia (83%) y la propia Alemania (75 por ciento). Entonces, preguntamos, de nuevo, ¿qué tiene que ver la austeridad del sector público con el origen de esta crisis? Casi nada. Sólo una dirigencia muy desorientada puede seguir insistiendo en esta receta.
A este diagnóstico errado se suma la obstinación y la inacción. ¿Hace cuánto y cuántas veces se anunció la restructuración de la deuda soberana de Grecia? No hay nada, se sigue jugando con fuego, con la troika (FMI, UE y BCE) que exige condiciones y Grecia que sigue ajustando y la gente manifestando. ¿Por qué Alemania sigue diciendo no a los eurobonos sin condiciones, cuando todos los analistas, ortodoxos y heterodoxos, menos los alemanes, sostienen que junto a una unión fiscal es la única solución? Es falso que relaje los incentivos a la disciplina fiscal (ya lo explicamos en otra nota). ¿Por qué se obstina el BCE en tener un euro tan fuerte que resta competitividad? Sólo la desconfianza lo hizo caer y, probablemente, la última medida del BCE indirectamente ayude, pero no la voluntad de las autoridades.
Las medidas aisladas en cuentagotas y sin una hoja de ruta que empiece ya, pero que balice el camino de los próximos cinco años, no servirán para impedir el desastre. La última medida del BCE, de dotar de barra libre de liquidez a las entidades financieras con préstamos de hasta tres años, que podría formar parte de un paquete global, aislada sólo servirá para retrasar un final que, tarde o temprano, si no se hacen otras cosas, llegará. Con mercados de deuda cerrados para refinanciar vencimientos, si el BCE no tomaba esta medida, muchos bancos se verían forzados a cerrar por iliquidez. Pero entretanto, los diferenciales de interés de las deudas soberanas de los países de la eurozona respecto de la alemana se ubican entre 120 bp (Francia) hasta casi 500 bp (Italia) con España en el medio (334 bp). Es disparatado pensar una zona monetaria común con estas diferencias en materia de tasa de interés.
Por último, es cierto que la crisis europea es demasiado grande para dejarla sólo en manos de los europeos. Pero son ellos quienes deben ponerse de acuerdo en qué es lo que pondrán sobre la mesa y, recién luego, pedir la colaboración de los Estados Unidos y China, coordinando políticas en el marco del G-20 y posibilitando el reciclado de fondos.

No hay comentarios: