Leyendo sobre LA BATALLA DE TRAFALGAR, te das cuenta que hay textos intemporales ó atemporales, es decir, que independientemente de cuando fueron escritos, están permanentemente de actualidad. Aqui os dejo un texto " la mar " de fresco.
¿ Qué celebramos con Trafalgar ?
Manuel Ruiz Romero
Centro de Estudios Históricos de Andalucía
Nadie sensato puede sustraerse a la posibilidad, aireada a los cuatros vientos por nuestros presentantes, del hecho que puede representa para determinados municipios de la provincia en orden económico el bicentenario de la batalla de Trafalgar. De la misma forma que los aniversarios nos hacen a las personas reflexionar sobre nuestro presente, pasado y futuro, la posibilidad siempre enriquecedora de una efemérides es un magnífico argumento para incitar a la reflexión de los pueblos. Quizás motivados también por la mano de algún avispado escritor o desde la mente de un astuto director de marketing de su empresa editora, los fastos de la conmemoración se ha puesto en marcha de cara al inminente 21 de octubre del año en curso, donde se pretenden evocar los doscientos años de un evento naval a caballo entre el ocaso de un sol que representó siempre en su cenit la supremacía de nuestro imperio, y que daría paso después al del idioma de Shakespeare, en ese continuo reparto de poderes que representa la Historia.
Instituciones, políticos, alcaldes y, sobre todo, dignos expertos en un pasado del que no extraen conclusión alguna para el futuro, se prestan a celebrar, no uno sino tres congresos científicos, una parada militar con sensible manto de flores incluido en homenaje, un hermanamiento entre puertos, novedosos trabajos de recuperación arqueológica submarina, piadosos actos intereclesiásticos, el consiguiente cuarto mitad de nominaciones para plazas, calles, paseos y hasta algún que otro colegio o centro socio cultural. Incluso, contando con la obligada escultura a los caídos de rigor como adorno imprescindible a grandilocuentes discursos.
El intento, por lo pronto ya ha ocupado un espacio destacado en Fitur, en lo que me recuerda es ese particular y morboso tour de turistas que ha dado comienzo, aparentemente solidarios, y con la sola intención cámaras al hombro –se alega-, de colaborar con la reconstrucción de la zona desbastada del último desastre natural y recuperar así un rentable contexto paradisíaco perdido entre lodos. Lo curioso de todo es que, un hecho como el que aludimos, el cual hasta ahora no ha merecido la más mínima de las atenciones más allá de los libros de una historia que se enrroca por continuar pivotando sobre batallas, reyes y conquistas, resulta ahora un imprescindible instrumento para dar a conocer el entorno o potenciar su posibilidad turística.
Todo eso está muy bien. Que conste que no me niego a nada. Ahora bien, no basta con repetir mil veces que no se va a festejar la batalla. No hay que perjurar que sólo se conmemora aquel suceso. Por ahora, sólo me conformo con un nuevo objetivo entre los organizadores: extraer conclusiones de los errores de la historia para no volver a repetirlos. Esa sería la generosidad y altura de miras que debería primar sobre todas las actividades: Aprendamos para el futuro de una decadencia donde la protagonista no es una España donde a partir del hecho ya se ocultaba el sol, sino de una Humanidad que dos siglos después continua utilizando sofisticadas armas para dirimir sus diferencias.
Es cierto que este rincón de una Andalucía rica en civilizaciones y pobre en imaginación, tiene tesoros ocultos más importantes y atrayentes a ojos de los posibles visitantes. Pero no es menos cierto que habremos desaprovechado una ocasión importante si no observamos ante el evento ese pequeño, pero trascendente matiz cívico, sobre todo entre escolares, y si en cambio, convertimos por mor de rancios tópicos militarista el acontecimiento en un nuevo Pearl Harbort. Resulta sorprendente recordar el hecho de que aún hoy, muchos municipios entre fanfarrias neofranquistas celebran la expulsión de los andaluces musulmanes. Incluso, no falta quienes sin darse cuenta que estamos –aunque no lo parezca-, en plena campaña electoral alrededor de la Constitución Europea, aún celebran anualmente la victoria en Bailen sobre el ejército frances.
A uno le cuesta trabajo imaginar a tanto barato pacifista de pin celebrando batallas, con tanta intensidad como haya podido rechazar la guerra en Irak. Y dado que las guerras son siempre perversas rechacémoslas y eduquemos para buscar alternativas. Da igual que se hagan con arcabuz o cimitarra, ya sea de la mano de la OTAN o a través de misiles intercontinentales. Espero que nuestros descendientes tengan la sensibilidad suficiente como para darse cuenta de la perplejidad que puede significar el que se conmemorase el asedio norteamericano a Faluya para incentivar el desarrollo de Irak. Seamos capaces de impulsar nuevos valores dado que las batallas sólo sirven para recordarnos la tragedia humana y una loca carrera que siempre conducirá a un ciego y falso concepto de desarrollo y civilización. Desde este pequeño rincón reclamo la posibilidad de otro mundo por encima de meros intereses comerciales. Queda inaugurada la polémica.
2 comentarios:
Isidro ,picha ,cambia la letrita ,es muy bonita pero no la veo bien,saludos
Má mejón azín ?
Salud y Alegria
Isidro
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